jueves, 20 de agosto de 2009

LA SANTA IRA FEMENINA



I

La sombra de la sombra de la sombra del amor.
El azul de la noche se entristece. Lo enturbian. Lo maldicen.
Negro, negro, negro. Humo gris de bombardeos.
Todas las madres gritan de infinito dolor.
Negro opaco primero y luego negro brillante como espejo de obsidiana.
Laberintos. Engaños. Confusión diseñada.
Espejos, espejos, espejos ajados.
Intento mirarme. Me veo a veces, otras veces no me veo; me tapo, me disfrazo,
me desenfoco.
Cosméticos plásticos que cubren mi ser, interfieren en mi conexión con el cosmos.
Plagian mi mapa lunar para adulterarlo y convertirlo en un calendario artificial que nada tiene que ver con mis tiempos naturales de mujer.
Inyecciones de colágeno irrumpen en mí. Siliconas y petróleo contaminan mis pechos. Sagrada fuente de lactancia y dulzura. Protección infinita contra las enfermedades.
Las grandes corporaciones quieren minimizar mi poder. Ridiculizarlo.
Los laboratorios son in-humanos. Parásitos de mi leche de madre.
Egoísmo sin nombre.
Ladrones.
Misóginos.
Desean que olvidemos la sabiduría antigua.
-Nos duermen-
Publicidades hirientes bombardean mi cerebro. Me confunden. Me conquistan.
Colonizan mi cuerpo de mujer.
Logran que sea muy cruel conmigo misma.
Me dejo lastimar.
Menstrúo olvidando.
Tapono mi vagina con sustancias cancerígenas. Blancas, muy blancas, “puras”, pero toxicas muy tóxicas.
Y yo compro. Consumo.
Me agoto. Me rompo. Me fragmento.
Me debilito. Me divido en pequeñas astillas.
“Divide y reinarás”.
El sistema me divide internamente…y también me separa de mis hermanas bajo la falsa máscara de la competencia, de la desconfianza. Me hacen creer que mis hermanas son yeguas, zorras, putas, sacos de futuras traiciones, competencia desleal, serpientes, peligro…
“Divide y reinarás”
El sistema Me divide y reina sobre mí.
No soy libre.


II

Quiero escupir todo el veneno!
Quiero abrir el camino con mi escupida!
Dejar salir mi furia.
Santa Ira Femenina!
Dejar salir al “ demonio atado”, anestesiado por los dioses del cielo, dioses blancos,
testigos fascistas de mi quebranto, dominantes, manipuladores, ficticios.
Lo que ellos llamaron “demonio” es mi naturaleza de Mujer Salvaje, NO DOMESTICABLE.
“DEMONIO” es una palabra ajena a mi naturaleza profunda.
Sonido híbrido inventado por el dios blanco, sonidos inventados/ conceptos inventados; digitados por mentes opresoras, imperialistas, registradoras de eventos controlables.
Abusadores. Violadores. Depredadores del alma femenina.
Depredadores de la Madre Tierra.
Lo que ellos llamaron “ demonio “ , es Mi Energía de Vida, Mi Danza, Mi Pasión.
Energía Mía que desea salir, salir, salir, salir, salir, salir, salir, salir.
Reír, reír, reír, reír, reír, reír, danzar, danzar, danzar, danzar.
Quiero escupir todo el veneno!
Hasta desintoxicarme por completo de sus ideas limitantes.
Hasta abrir las rejas de la Cárcel Blanca.
Hasta saldar cada una de las deudas que tengo con mi cuerpo.
Hasta curar las heridas en la piel, las llagas, la vergüenza, la sangre escondida.
Hasta recuperar mi Espíritu!

III

El barullo del sistema me distrae, me entretiene, me detiene, me anestesia.
El sonido sube.
Elijo el silencio.
El silencio baja, en-tierra, enraíza, pesa, ancla, desciende, desciende, desciende…hasta el fondo, hasta el lodo, hasta el fango, hasta el sol de mis entrañas, hasta el nudo secreto de algas y raíces.
Hasta el núcleo. Desciendo. Desciendo. Desciendo. Y siento.
Y allí me entrego al poder inmenso de la Fuerza de Gravedad.
Y me embarazo de mí misma.
Gravidez oculta detrás del manto de miedo.
Y se abre una puerta de piedra que conduce al interior de una caverna rojiza.
Entro.
Y allí el nudo se desata, plácido, fluyente…y comprendo que en ese mundo subterráneo no habita el Diablo, no existe el infierno…fue todo mentira, control, blasfemia, sacrilegio!
Lo sagrado de mi ser femenino había sido decretado inmundo, por el Imperio.
Pero ahora la farsa termina.
No nací de una costilla, ni para ser estaquedada.
No soy pecadora.
Mi cuerpo no es pecado.
Mi cuerpo es el Santuario del Misterio de la Vida.
Los verdugos se disuelven para siempre en mi interior
La depredación finaliza.
Toda la cueva habla vibrante y me enseña un mantra de protección:
“ Riéte del inquisidor y arráncale a carcajadas su sotana”
Entonces me río, me río, me río, me río…
Y danzo desnuda, desnuda, desnuda
Y la Mujer que Soy se revela salvaje; genuina, plena, Resplandeciente,
Unida a la Diosa de la Tierra Madre, Útero oscuro de todas las semillas,
Parturienta y Nodriza de todas las simientes.

Y desde la oscuridad me reconozco a mí misma,
Y canto por primera vez mi propia melodía:

Yo Soy Mujer Sagrada!
Hija de la Tierra
Emerjo íntegra
Empuño el poder de la conciencia despierta
Pacifico, bendigo, transformo,
acciono amor a través de mis actos cotidianos…
Invoco a la Energía Femenina No Depredadora,
Y a la Energía Masculina No Depredadora,
Conjuro la Unicidad de los Corazones Humanos para curar a la Madrecita Tierra,
Para tejer tramas de Amor, vínculos sanos, relaciones bendecidas…
Para erradicar el hambre.
La Madre Tierra es generosa
¿ Cómo puede ser que en este mundo haya hambre?
¿Cómo llegamos a convertirnos en seres tan mezquinos?
Invoco el despertar de la Diosa en cada Ser,
Para volver a recordar que somos hermanos y hermanas,
Guardianes y guardianas de la Vida,
Para volver a ser soberanos, firmes, anti-imperialistas, creativos, solidarios,
artísticos, libres, comunitarios…
Agradecidos…
Para volver a honrar cada forma de Vida
Porque TODO ES SAGRADO.






(Extractos del Libro El Oráculo de la Mujer Sagrada, de Mónica Glusman © 2006-2009. Contenido protegido por la ley de derechos de autor. Toda reproducción parcial o total sin expresa autorización genera Karma.)












martes, 10 de junio de 2008

MUTILACIÓN


por Germana Martín



Llueven tus lágrimas de niña
en el jardin sagrado
como un murmullo de amapolas
y diosas deshojadas...
Me duelen tus labios sesgados
de clítoris sin pétalos,
tus gritos ahogados
de vulva sin corola,
tu silencio en la piel,
tu herida que desgarra...
Y entonces,con mi corazón en llamas,
despierto a la Mujer Dragón...
Con su lava de sangre,
con su aliento que arrasa...
Lanzo con furia
mi bocanada de fuego,
mi vómito de estrellas,
mi incendio de palabras...
Y sólo puedo hoy,ante tanto dolor,
derretir el silencio
cicatrizar el miedo
despabilarte el alma...





(sintiendo a todas nuestras hermanas mujeres que sufren la mutilación del clítoris)



(inspirada y encendida por la imagen de la Mujer Dragón
del Oráculo de la Mujer Sagrada de Mónica Glusman
)



Germana Martín


viernes, 6 de junio de 2008

MUJER DRAGÓN

martes, 27 de mayo de 2008

Mutilación genital femenina (texto de Mónica Perez de Las Heras )




Me duele la necedad, la intolerancia y, especialmente, la manipulación. (...) Advertirles de que cuando oigan hablar de tradición, patria, raíces, identidad, lengua o del único Dios verdadero, sea éste cual sea, echen a correr como alma que lleva algún buen diablo. Recomendarles que defiendan el don más preciado, quizás el único verdaderamente importante a nuestro alcance: la libertad" (Fernando Jiménez del Oso).
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En el mundo hay 135 millones de mujeres a las que les han amputado lo más íntimo de su ser. Y la cifra va en progresión: dos millones de niñas sufren cada año la tortura física y mental que supone la mutilación del clítoris. La infibulación o ablación aún se practica en 28 países; una práctica salvaje que provoca gravísimas infecciones a sus víctimas y les impide vivir su sexualidad con normalidad.
"Tenía 10 años cuando mi abuela me dijo que me llevaba al río para realizar una ceremonia de iniciación. Insistió en que cuando terminara me darían muy bien de comer. Yo era muy pequeña y no tenía ni idea de lo que iba a pasarme. Cuando llegué a aquel lugar escondido entre unos matorrales, junto al río, fui desvestida. Me taparon los ojos y me quitaron la ropa completamente. Fui obligada a tumbarme. Cuatro mujeres sujetaban mis extremidades, mientras otra se sentaba en mi pecho para evitar que me moviera. Me colocaron un trozo de tela en la boca, y entonces... me cortaron. El dolor era insoportable. Como me resistía e intentaba levantarme, perdí mucha sangre. Por supuesto, no me dieron ningún tipo de anestesia ni calmante para el dolor. La operación me produjo una hemorragia que me provocó una fuerte anemia. Durante mucho tiempo, cada vez que orinaba me dolía. A veces trataba de aguantar las ganas, por el miedo que me producía el dolor. Sufrí también infecciones vaginales. El corte me lo hicieron con una simple navaja". Este es el testimonio de Hannah Koroma, una mujer de Sierra Leona que sufrió en sus propias carnes una práctica todavía habitual en muchos países de África: la mutilación genital femenina.Este es el término que se utiliza para referirse a la extirpación de parte, o de todos los genitales, en las mujeres. Existen varias formas de realizarlo. La más radical es la denominada "infibulación o circuncisión faraónica". El procedimiento consiste en la extirpación del clítoris, de los labios menores y mayores. A continuación se cose lo que queda y se deja exclusivamente un pequeño orificio para orinar y para la menstruación.
Dos millones de niñas al año, aproximadamente 6.000 cada día, cinco cada minuto, pasan por esta terrible práctica que les ocasiona importantes trastornos tanto físicos como psíquicos, desde esterilidad, anemia, complicaciones en el parto o desgarros, hasta la imposibilidad de disfrutar del sexo. Eso si sobreviven, porque muchas niñas mueren cada año por hemorragias o por infección generalizada, después de haber sido sometidas a esta experiencia.
La ablación sigue practicándose impunemente en muchos países, a pesar de que es una actividad rechazada por la ONU o la Unión Europea. La OMS lo considera como una violación del derecho a la salud. Las personas y entidades que están luchando para la erradicación total de esta práctica saben que la solución está en atacar las causas. El porqué se realiza es muy variado, y depende de los países y sus tradiciones. En algunos casos es una cuestión de "identidad cultural". Se ha hecho siempre, como una costumbre, y no se puede cambiar. No conciben que haya mujeres que no sean sometidas a la circuncisión.
También se habla de la cuestión de género: la ablación es una forma de distinguir a la mujer del varón. Se considera que el clítoris es semejante al pene masculino, y sólo extirpándolo la mujer consigue su feminidad. En algunas sociedades la excusa para la defensa de la ablación es la prevención de la infidelidad: si la mujer no tiene deseo sexual, se reducen las posibilidades de que busque el sexo fuera del matrimonio, con lo cual el honor de la familia está a salvo. En muchos casos, se considera que sólo el hombre debe sentir el placer sexual, por lo que aquellas mujeres que no han sido circuncidadas lo tienen muy difícil para contraer matrimonio.
También la limpieza y la higiene son usadas, irónicamente, como justificación para la mutilación: en algunas sociedades, las mujeres que no han sido sometidas a estas prácticas no pueden acarrear agua o preparar la comida porque no son puras. Se considera que los genitales femeninos son "feos" y "sucios", y por ello es necesaria su extirpación. Incluso hay tribus donde existe la creencia de que si el clítoris no se elimina crece como el órgano sexual masculino, o que si llega a tocar el pene del hombre, éste morirá.
TAMBIÉN LA SALUD ES...
... considerada, erróneamente, una excusa más para la ablación. Algunos pueblos piensan que la mujer infibulada es más fuerte contra las enfermedades y puede dar mejor a luz. Incluso hay lugares donde se cree que la que no pasa por esta experiencia no puede tener hijos.La religión ha puesto también su granito de arena. En realidad, la creencia musulmana no apoya esta práctica de forma unánime. Es decir, no existe una postura oficial, pero en la mayoría de los lugares donde se realiza, que pertenecen a esta religión, ésta es la excusa predilecta. De hecho, el Corán no habla de este tema, aunque sí lo hacen algunos escritos del profeta Mahoma.
ESA PRÁCTICA CRUEL...
... y sin sentido se realiza, según Naciones Unidas, en unos 28 países africanos, aunque también se están dando casos en aquellos lugares donde habitan inmigrantes procedentes de Estados donde la ablación es habitual. Cada vez se conocen más experiencias de mujeres mutiladas en Australia, Canadá, Nueva Zelanda, Europa o Estados Unidos, a pesar de que en estos lugares es una práctica ilegal.Numerosas entidades de todo el mundo están tratando de luchar mediante planes de educación de las mujeres, prohibición legal en el país, y otra medidas con el fin de que se vaya erradicando.
En España, Medicus Mundi Andalucía ha puesto en marcha una campaña de información y sensibilización cuyo objetivo es ayudar al denominado Comité Nacional de Lucha contra la Mutilación Genital Femenina en Burkina Faso. Esta agrupación intenta por un lado concienciar a la sociedad a través de los medios de comunicación sobre la importancia del problema de la ablación y, por otro, conseguir que el Código Penal incluya medidas contra los que llevan a cabo dicha mutilación.
De hecho, la Asociación Andaluza de Matronas ha registrado en la zona almeriense de El Egido varios casos de mujeres africanas mutiladas genitalmente. Son casos que han saltado a la opinión pública cuando estas inmigrantes han ido a dar a luz. Nadie sabe cuando han sido infibuladas, pero la edad de las muchachas y el poco tiempo que llevan en España indica que fueron intervenidas en sus países de origen. El temor es a que ellas sigan la tradición y hagan lo mismo con sus hijas. Sólo la reiteración de campañas informativas dirigidas a ese grupo de población podrá evitar que eso suceda en un futuro.




Mónica Pérez de las Heras - "OeNeGé"

La Denuncia de La Loca




La Loca irrumpe en nuestra conciencia para ayudarnos a romper con las estructuras opresoras de un sistema de creencias basado en el modelo androcéntrico.
Nos desafía a gestar un cambio, real y verdadero en nuestra manera de pensar, de pensar el mundo y de pensarnos a nosotras mismas.
Su imagen es inquietante. Emerge de la carta con cierta desfachatez, mostrándonos su sonrisa descarada y plena. Le faltan los dientes, pero ella es bella, porque se siente bella, se sabe bella, y se ríe en nuestra cara. Quizás se ríe de nosotras, de cómo estamos atrapadas en el sistema, de cómo dedicamos horas enteras de nuestros días en ocuparnos de embellecernos externamente según los mandatos del patriarcado.
Ella se ríe fuerte, su carcajada es estruendosa y puede que no sea agradable escucharla, puede incluso darnos miedo o rechazo; pero es importante saber que Ella está aquí para ayudarnos a despertar. Llega con su belleza genuina, que tiene que ver con ser Ella misma, auténtica y fiel a su verdadera naturaleza.
Ella viene a hablarnos de recuperar el sentido genuino de belleza, la belleza natural de cada mujer, que trasciende los parámetros consumistas y de moda, pautados por un sistema anti-vida que reniega de los ciclos naturales, y denigra a las mujeres que no responden a los modelos de la “muñeca barbie”: flaca, rubia, de vientre chato, tetas perfectas; perpetua e invariablemente joven.
Es llamativo, pero el otro día descubrí, observando unas muñecas barbies con las que juegan mis hijitas, que las barbies no pueden apoyar la planta de sus pies en la tierra, ellas están diseñadas para estar de puntillas, pisando apenas el suelo, lo mínimo indispensable. Sus pies son pequeños y disfuncionales, a la vista se ven muy delicados, pero están mutilados, como los pequeños pies de las geishas.
Estos pies incapaces de plantarse en el suelo y caminar con soberanía y peso propio, reproducen el prototipo de belleza de mujer impuesto por la cultura androcéntrica: una mujer que esté bien desconectada de la Madre Tierra y de los ciclos de la vida.
Una mujer dormida que permite que las siliconas invadan las curvas naturales llenando de plástico un espacio que en un tiempo fue sagrado. Una mujer que se anula al ser desarraigada de las fuentes nutricias de sabiduría ancestral femenina.
Una mujer “ hermosa” y anoréxica, inflada y radiante, exitosa por fuera, triste por dentro, en manos de su depredador , a quien le ha entregado su poder.
Desconectadas de la Tierra, las mujeres se vuelven débiles y la belleza real, se torna artificial, generando un cascarón frágil y fácil de romper, para invadir, violentar y abusar cuantas veces el sistema lo requiera.
Mi intento cotidiano de vivir en unicidad conciente con la Diosa Creadora, incluye el vertiginoso desafío diario de criar a dos pequeñas niñas en medio de este sistema tan patriarcal; y, por supuesto, no logro evitar que jueguen con barbies, no porque yo se las compre, sino porque suelen recibirlas de regalo en algún cumpleaños, no logro impedir que la publicidad se meta en mi casa y haga que ellas deseen tener una barbie.
Cuando llegan a sus manos, las barbies todavía son inmaculadas representantes del sistema androcéntrico y responden a los parámetros de belleza de esta cultura. Pero al cabo de unos días dejan de estar intactas y son atravesadas por las ansias creativas de las niñas que se apropian de sus cuerpos y les cortan el pelo, les pintan tatuajes, las llenan de colores o le inventan ropita nueva con retazos de telas viejas.
Entonces algo en mí se tranquiliza. Aparece una especie de alivio, de esperanza hacia el futuro, de anhelo muy profundo, de pedido, de rezo, por la creatividad femenina, por el regreso del arte de co-crear un mundo diferente, más alternativo, más incluyente, más natural y respetuoso de Lo Sagrado Femenino, de los ciclos de naturales, de la Vida misma.
La belleza es tan diversa como las especies que habitan la Naturaleza. La belleza es inherente a cada ser vivo que resplandece desde su propia esencia.
La belleza es patrimonio de cada mujer que se acepta tal cual es, que se ama y se regocija de ser ella misma.
Por eso La Loca es bella. Por eso La Loca te inquieta y te instiga a deshacerte de un sistema de creencias falso que lo único que hace es desvalorizarte, victimizarte y alejarte de tu fuente de poder.
La carcajada de La Loca es estruendosa y contagiosa. Relaja tu mandíbula, suelta las tensiones, suelta el control, ríete con Ella y anímate a crear un modo nuevo de vivir tu feminidad, más natural, más libre, más sagrado, más humano.








M. Glusman